Tal como el nombre de la iglesia expresa, CREEMOS EN LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA de Dios, y en los siguientes 10 distintivos que dan su carácter a esta iglesia local​

Somos cristianos evangélicos y proclamamos el Evangelio de salvación solo por la Gracia de Dios, solo mediante la fe y solo en la Obra de Cristo. 

Creemos que los pecadores que ponen su fe en Cristo son completa y finalmente justificados, de manera que no les es requerida una obediencia adicional para mantener esa justificación (Efesios 2:8-9; 1 Corintios 15:3; Romanos 3:21-26). Suscribimos por tanto las máximas de la Reforma Protestante del siglo XVI: 

Sola Scriptura (Solo las Escrituras son nuestra norma de fe y práctica), Sola Gratia (Solo por Gracia obtenemos la salvación), Sola Fide (somos salvos Solo mediante la Fe), Solus Christus (Solo mediante la Persona y la Obra de Cristo), Soli Deo Gloria (Tan solo a Dios damos Gloria).

Somos Evangélicos porque creemos en el mensaje de los Evangelios, los cuales nos hacen saber de la mala noticia del pecado y sus consecuencias, y de la buena noticia de la Salvación en Cristo por medio de la fe.

A la Doctrina Reformada de la Salvación también nos referimos como “las Doctrinas de la Gracia”, o el Calvinismo. Históricamente se resume esta doctrina en 5 puntos llamados “los 5 puntos Calvinistas” y conocidos en todo el mundo por el acróstico TULIP.

En inglés TULIP (tulipán) corresponde a las siguientes siglas: Total Depravity – Corrupción Total, Unconditional Election – Elección Incondicional, Limited Atonment – Expiación Limitada, Irresistible Grace – Gracia Irresistible, Perseverance of the Saints – Perseverancia de los santos.

Estamos convencidos de que Dios es Soberano sobre todas las cosas, y así mismo Dios es soberano en la Obra de la Salvación. Él nos escogió desde antes de la fundación del mundo tan solo en base a Su Gracia (Efesios 1:4, 11). Cristo vino al mundo para salvar a aquellos que el Padre escogió para que creyesen en Él (Juan 10:11; Efesios 5:25; Apocalipsis 5:9). Nosotros, por naturaleza, estábamos totalmente perdidos y corrompidos, muertos en nuestros delitos y pecados, incapaces de responder al llamado de Dios, y jamás hubiésemos buscado a Dios si Él no nos hubiera alcanzado y atraído hacia Él con su Gracia irresistible (Romanos 3:10; 8:7-8; Juan 6:37, 44; 10:27-29). También creemos que las personas son completamente responsables de las decisiones que toman. El Evangelio es libremente ofrecido a todos y Dios desea que todos procedan al arrepentimiento. Cualquiera que cree en el Señor Jesucristo será salvo (Romanos 10:9-13; Hechos 16:30-33). La relación entre la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre es un misterio para criaturas limitadas como nosotros, pero ambas verdades son enseñadas en las Escrituras y nosotros las creemos y enseñamos.

1. El hombre está completamente perdido:

Romanos 3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 

Efesios 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.

Colosenses 2:13; Salmo 51:5; 58:3; Génesis 6:5; Romanos 8:7-8.

Génesis 9:6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre

Mateo 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Mateo 5:44-45 Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

1 Pedro 1:1-2 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

2. Dios el Padre escogió un pueblo para salvarlo:

Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

Efesios 1:11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,

Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

Mateo 11:27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mateo 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

Romanos 9; 1 Corintios 1:27-29; Romanos 9:14-21

3. Dios el Hijo murió por los escogidos

Juan 10:11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella

Marcos 10:45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Juan 10; Juan 17.

¿Por quiénes murió Cristo?

Cuando hacemos esta pregunta hay 3 posibles respuestas: 

  1. Por todos – Universalismo:  Cristo murió por todo el mundo, luego al final todos serán salvos.
    1. Respuesta: Juan 5:28-29 “porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”
  2. Por nadie – Arminianismo: Cristo no murió por nadie concretamente, solo ofreció salvación a quien tome la decisión.
    1. Respuesta: Romanos 9:16 “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”
  3. Por muchos – Calvinismo: Cristo murió en la cruz por muchos, y salvó a un pueblo escogido por Dios, y éstos son los que luego creen en Él.
    1. Respuesta: Hechos 13:48 “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna”

4. Dios el Espíritu Santo llama irresistiblemente a los suyos

Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.

Romanos 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Judas 1:1 Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo

Apocalipsis 17:14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.

Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos

Hechos 2:46-47 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

5. Dios preserva a los suyos hasta el fin

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Judas 1:24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

Romanos 8:35-39 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

1 Pedro 1:5 sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

Creemos que la Iglesia tiene el llamado de proclamar el Evangelio en cada culto que celebre y en cada oportunidad de ministerio como medio para dar gloria a Dios. El evangelismo es una responsabilidad y un privilegio de cada cristiano, y por ello exhortamos a los creyentes a que conozcan a sus vecinos, amigos, compañeros de trabajo y familiares a fin de poder compartirles personalmente el mensaje del Evangelio y tener ocasión de invitarles a nuestros cultos y reuniones evangelísticas para que el Señor añada cada día a la iglesia los que han de ser salvos (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8).

1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.

Mateo 28:18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Efesios 4:11-12 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.

Por un lado somos Evangelistas. Estamos convencidos de la importancia del Evangelismo Personal. Cada cristiano es un misionero enviado por el Señor a difundir las Buenas Nuevas del Evangelio, a toda criatura, en todo momento, para que el pecador escuche el mensaje de Dios, se arrepienta de sus pecados y deposite su fe en Cristo. 

Por otro lado somos Calvinistas. Creemos en doctrinas bíblicas como la Predestinación. Creemos que Dios es soberano en la salvación, que Él salva a quien quiere, que tiene un pueblo escogido

Creemos que Dios diseñó al hombre y a la mujer con aptitudes y roles diferentes, iguales en valor ante él pero diferentes en funciones y responsabilidades. Entre estas funciones Dios demanda del varón que ejerza un liderazgo bíblico, sacrificial y amoroso tanto en el hogar como en el seno de la iglesia, y de la mujer que sea ayuda idónea para él y respete el liderazgo de su esposo (Efesios 5:21-33; 1 Timoteo 2:8-15). Sostenemos pues una visión complementaria de la relación matrimonial en contraste con el igualitarismo de moda. Disentimos con el machismo así como con las reivindicaciones feministas dentro y fuera de la iglesia, confiados de que el diseño original de Dios es lo que la familia cristiana y la iglesia del Señor necesitan: Efesios 5:21.

Así mismo creemos que Dios ha dado a varones cualificados la responsabilidad de liderar Su Iglesia. Creemos que tan solo hay dos oficios en la iglesia — el de anciano (también llamado pastor o presbítero) y el de diácono. Los ancianos centran su labor en el ministerio de la Palabra, el pastoreo, el gobierno de la iglesia y la oración. Mientras que cada miembro del presbiterio tiene unos dones y habilidades específicos, ninguno de ellos es mayor que los demás en autoridad. Los diáconos a su vez son de ayuda a los ancianos y su ministerio se centra principalmente en la administración de los bienes de la iglesia, la caridad, las finanzas y la logística. Creemos que tanto las Sagradas Escrituras como la práctica de la iglesia primitiva nos enseñan que varios pastores así como varios diáconos son los que deben ministrar en cada iglesia local (Hechos 15:1-2; Tito 1:5; 1 Timoteo 5:17). Afirmamos también la enseñanza bíblica de que no le es lícito a la mujer enseñar o ejercer autoridad sobre el varón en la iglesia (1 Pedro 5:1-5; Hebreos 13:17; Hechos 6:1-6; 1 Timoteo 3:1-7) Hechos 15:1-2Tito 1:5 , 1 Timoteo 5:17, Hebreos 13:17, Hechos 6:1-6, 1 Timoteo 3:1, 1 Timoteo 2:11-14).

Reconocemos la suprema autoridad de las Santas Escrituras. Creemos que la Biblia, tal como fue originalmente escrita en Hebreo, Arameo y Griego, es la única Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, inerrante, infalible y máxima autoridad para el creyente de todos los tiempos, para todas las áreas de su vida y único fundamento de la iglesia del Señor Jesucristo (2 Timoteo 3:16-17; Efesios 2:20; Hechos 2:42). 

Creemos también que las Escrituras son suficientes para el caminar cristiano del creyente, pues le proveen de todo lo necesario para la vida y la piedad (2 Pedro 1:21). Las respuestas a las preguntas más profundas del hombre están contenidas en las Escrituras, no en las religiones o filosofías humanas (Colosenses 2:8-9).

Creemos por tanto en la preeminencia de la predicación de la Palabra de Dios, la cual tiene un lugar principal en todos nuestros cultos. Nuestra norma suele ser la predicación expositiva y consecutiva, en la cual se predica un libro de la Biblia de principio a fin. Este método de predicación permite al texto determinar su propósito, no al predicador, y da al ministerio de la predicación un equilibrio bíblico. Este método de predicación también da la oportunidad a toda la congregación de ser expuesta a “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27), escuchando como los libros de la Biblia son predicados de forma sistemática para crecimiento espiritual de la iglesia (2 Timoteo 4:2-4). Creemos en una predicación Cristocéntrica, en la cual Cristo y su Evangelio es expuesto partiendo de cualquier rincón de las Escrituras, pues todas ellas hablan de Él y de su Obra salvadora (Lucas 24:27).

Hechos 20:27, 2 Timoteo 4:2, Lucas 24:27, 2 Corintios 3:14-18, Hebreos 11:1-2, 6, 13. Hechos 4:12, Juan 5:39.

Creemos que el Espíritu de Dios, la tercera persona de la Trinidad, fue enviado por el Padre y por el Hijo para convencernos de pecado, consolarnos en nuestras aflicciones, y guiarnos a la verdad de Cristo para Su gloria (Juan 16:1-15).

Creemos que la obra del Espíritu Santo tiene por fruto el carácter de Cristo en el creyente, quien a lo largo de su andar cristiano crece en santidad y madurez espiritual (Gálatas 5:22-25). Creemos que a cada creyente le han sido otorgados unos dones espirituales según el Espíritu haya querido darlos (1 Corintios 12:7; 1 Pedro 4:10-11; Hebreos 2:4), pero que no son los dones, sino el carácter de Cristo lo que hace evidente la salvación en la vida del creyente y lo que debemos procurar en primer lugar. El Espíritu Santo no se puede manipular, sino que es soberano en aplicar la salvación lograda por Cristo, dándonos una nueva voluntad, la fe y el crecimiento espiritual por medio de la Palabra de Dios.

El Espíritu Santo es un sello que marca al creyente y lo separa para Dios. En ese momento el creyente es santo, apartado para Dios, y a la vez empieza una santificación progresiva en la cual el Espíritu irá cambiando su carácter durante toda la vida.

Romanos 6:1-4; 1 Juan 3:7-9; Gálatas 5:24-25; 2 Pedro 3:18.

No tenemos 3 clases de personas (Naturales, Carnales y Espirituales) sino solo 2: los que tienen al YO como rey, y los que tienen a CRISTO como Rey. En aquellos que tienen al Señor Jesús como Rey de sus vidas el Espíritu Santo trabaja constantemente para formar en ellos el carácter de Cristo y hacerles crecer en madurez espiritual.

El verdadero creyente no cesa de crecer espiritualmente: Colosenses 1:9-10

El verdadero creyente cede al Espíritu el control de su vida: Efesios 5:18-19

El verdadero creyente sabe que Dios no cesará de obrar en su corazón: Filipenses 1:6.

Creemos que el Señor Jesucristo es nuestro único Sumo Sacerdote, por quien tenemos acceso gratuito al Padre y quien intercede por nosotros delante del Trono de la Gracia. No hay otro mediador entre Dios y los hombres, ni humano ni celestial, sino solo Cristo. Por los méritos de Cristo los creyentes somos hechos sacerdotes, dándonos Él entrada a la presencia del Padre guiados por el Espíritu Santo. Creemos pues que cada cristiano tiene la facultad otorgada por Cristo de leer y entender las Escrituras, de crecer en santidad y obediencia y de orar a Dios sin otro intermediario que el Nombre y los méritos de Cristo (1 Timoteo 2:5; Hebreos 12:24).

Creemos también que cada creyente ha recibido unos dones de parte de Dios y a través del Espíritu Santo, y que debiera ejercitarlos sirviendo a la Iglesia del Señor Jesucristo. Es nuestro deseo como iglesia equipar a cada uno de nuestros miembros para servir mejor en sus dones estableciendo nuevos ministerios según las necesidades de la iglesia y procurando el crecimiento como cuerpo de Cristo (1 Pedro 4:10-11, 2:9; 1 Corintios 14:26; Efesios 4:11-13; 5:19; Colosenses 3:16; 2 Timoteo 2:2).

Creemos que Cristo entregó su vida por un número definido de personas, de todos los pueblos, naciones, épocas y lenguas, que son la Iglesia Universal. Este gran número de creyentes que forman la Iglesia, la Esposa de Cristo, se congregan en iglesias locales a las cuales Dios tiene como responsables de preservar y predicar la verdad revelada (Apocalipsis 2 y 3). La unidad y la fraternidad entre iglesias dependerá pues de su compromiso con la verdad bíblica. Como iglesia local procuramos estrechar vínculos con otras iglesias locales de convicciones similares a las nuestras y disentimos profundamente con el movimiento ecuménico en boga. Creemos en la unidad de todos los creyentes en Cristo y en la verdad de la Palabra y en el llamado de todo cristiano de vivir en este mundo sin pertenecer al mundo, como extranjeros y peregrinos (Juan 17:20-21; 2 Juan 9-11; Marcos 1:15).

Ya en el Génesis anunció Dios la victoria del Reino de Cristo: Génesis 3:15, Juan 16:33.

El Reino de Cristo no es terrenal, sino espiritual y eterno: 2 Samuel 7:12-13; Mateo 1:1; Juan 18:36.

Creemos que el matrimonio y la familia fueron instituidos por Dios. Según su diseño Dios creó al hombre y a la mujer, a Adán y a Eva, inaugurando la institución del matrimonio. Creemos pues que el hombre ha de hallar el apoyo, la ayuda, la compañía y la intimidad sexual que anhela exclusivamente en su esposa, y la esposa en su marido, ambos regalos de Dios el uno para el otro. Cualquiera que se confiese cristiano y continúe practicando pecados como el adulterio, la homosexualidad o la fornicación no puede formar parte de esta comunidad de cristianos pues creemos que éstas son prácticas claramente condenadas en las Escrituras (1 Corintios 6:9-11). Así mismo creemos que al cristiano solo le es lícito tomar por cónyuge a un cristiano cuyo nuevo nacimiento, servicio al Señor y fidelidad a la Palabra sea evidente (2 Corintios 6:14-15).

Así mismo queremos formar a los esposos para que sean los líderes espirituales que deben ser en sus hogares y queremos ayudar a los padres a que ejerzan su responsabilidad de criar a sus hijos bíblicamente enseñándoles la fe (Deuteronomio 6). Creemos que las familias han de asistir juntas a nuestras reuniones y según las posibilidades de la iglesia se ofrecerán clases de Escuela Dominical por edades. También esta iglesia fomentará los encuentros de jóvenes, matrimonios y demás colectivos que puedan repercutir en un crecimiento espiritual de la familia en su conjunto (Salmo 127:3-5; Efesios 5:25-6:4). De igual forma se fomentará el estudio de la Palabra en los hogares, la oración y el culto familiar como instrumentos indispensables para el buen crecimiento espiritual de la familia cristiana.

Todos los cristianos sufren de algún modo las consecuencias del pecado sobre sus vidas y relaciones, ya sea causa del pecado original, del propio o del pecado cometido por otros (Romanos 3:23; 7:7-25). Cuando el creyente se ve incapaz de vencer su propio pecado o superar sus dificultades por sus propios esfuerzos, Dios desea que busque dirección y consuelo en otros miembros del cuerpo de Cristo y en especial en los pastores, quienes tienen la responsabilidad de proveer consejería pastoral y supervisión (Romanos 15:14; Gálatas 6:1-2; Colosenses 3:16; 2 Timoteo 2:15-26; 2 Timoteo 3:16-5:2; Hebreos 10:24-25; 13:17; Santiago 5:16). Por tanto, nuestra iglesia promueve y practica la consejería bíblica entre cristianos, y en especial la consejería de parte de los pastores. La consejería que practicamos se basa exclusivamente en principios bíblicos, y no en las diferentes filosofías psicológicas del mundo (Colosenses 2:8).

¿Vienen todos los problemas por un pecado personal?

Todos nuestros problemas vienen por el pecado en general, ya sea por:

(1) un pecado personal que he de confesar a Dios y al ofendido
(2) por el Pecado de Adán, porque vivimos en un mundo caído
(3) por el pecado que otros han cometido contra mi.

Somos llamados a ayudarnos mutuamente en la lucha contra el pecado y a consolarnos mutuamente en las aflicciones.

Romanos 15:14; Gálatas 6:1-2; Colosenses 3:16; Hebreos 10:24-25; Santiago 5:16

Aunque reconocemos que hay ciertos aspectos de la psicología que pueden tener un lugar apropiado (psicología de la Educación, del Deporte, Social, etc.) entendemos que el intento de cambiar a la persona por medio de psicoterapias es inmiscuirse en el terreno de la fe.

La Consejería Bíblica es sobre todo responsabilidad de los pastores: Hebreos 13:17

La Palabra de Dios es suficiente para producir cambios auténticos: 2 Pedro 1:3

Siguiendo las Escrituras podemos llegar a ser lo que Dios quiere que seamos: santos hijos e hijas de Dios que viven vidas agradables a Él: Salmo 119:9; 2 Timoteo 3:15-17; Mateo 7:24-25.

La obediencia a las Escrituras trae gozo y bendición: Salmo 1:1-3; Salmo 19:8; Juan 14:21-23.

¿Qué diremos a quien nos diga: “La Biblia se escribió hace mucho tiempo. No puede ser útil para los problemas del siglo 21”?  1 Pedro 1:23-25 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y ésta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

Creemos que cada cristiano debe pertenecer a una iglesia local, en la cual sirve y es servido, sujetándose a sus líderes y creciendo en la fe. Creemos en la membresía de iglesia y el bautismo de los creyentes. El bautismo es símbolo de la unión del creyente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección y creemos que solo es apropiado aplicarlo sobre aquellos que profesan fe en Cristo. Practicamos pues el bautismo de creyentes –somos credobaptistas- mediante inmersión, sea cual fuere su edad o condición. (Mateo 3:13-17; Marcos 1:10; Hechos 8:36-40; Romanos 6:3-4). El bautismo testifica del nuevo nacimiento producido en el cristiano, expresa la esperanza de una futura resurrección en la carne y da fe del compromiso de servicio y entrega que el creyente adopta con el Señor.

Los primeros creyentes se bautizaban y se añadían a la iglesia local en Jerusalén: Hechos 2:41; Hechos 2:47; Hechos 8:36; Mateo 3:13.

El Señor Jesucristo quiere que cada iglesia local se mantenga pura de todo pecado, error y división. Como congregación local creemos en la disciplina de iglesia que ha de ser aplicada según se describe en la Palabra (1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:14-15; Tito 3:10). Son motivos principales de disciplina el persistir en conductas inmorales, en herejías contrarias a las Escrituras, y en un espíritu de murmuración y división. Es responsabilidad de los pastores delante de Dios aplicar dicha disciplina cuando fuere necesaria y es responsabilidad de la iglesia respaldar a sus pastores en este proceso con el fin de restaurar al hermano (Mateo 18:15-18).

Creemos que el Señor Jesucristo se halla hoy sentado a la diestra del Padre y presente en medio de su Iglesia por medio de su Espíritu. Creemos también que Dios ha señalado un día en el cual el Señor Jesucristo volverá de forma visible, en gloria, para juzgar en justicia a los vivos y a los muertos. Los incrédulos serán resucitados, juzgados y lanzados al infierno, para experimentar una separación eterna de Dios. Los creyentes serán resucitados y glorificados en sus cuerpos para una vida eterna en plenitud de gozo en la presencia de Dios. Vivimos pues a la luz de la bendita esperanza del Día Final, la cual nos conforta en las aflicciones y nos mueve a la santidad. (Mateo 24:36, 25:31; Juan 5:28, 29; Marcos 13:26, 27; Romanos 8:18; 2 Tesalonicenses 1:7-10; Apocalipsis 21:8).

Cristo vendrá pronto con toda su gloria: Mateo 25:31; Mateo 24:36.

Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos: Juan 5:28-29; Apocalipsis 21:8.

Los escogidos del Señor estarán con Cristo en su Gloria para siempre: Marcos 13:26-27; Romanos 8:18; Apocalipsis 22:20-21.